Proceso Terapéutico

Cada proceso terapéutico es distinto, porque cada historia también lo es.

Aquí te contamos cómo trabajamos en terapia y qué puedes esperar si decides empezar.

Tu historia, tu contexto, tu momento

En Magoro no trabajamos con etiquetas ni partimos de diagnósticos cerrados. Nos interesa lo que vives, lo que haces, lo que sientes y lo que estás atravesando, en tu contexto concreto y en este momento de tu vida.

El primer paso del proceso terapéutico es comprender qué está manteniendo el malestar. Para eso, no miramos los síntomas como algo que hay que eliminar sin más, sino como señales que tienen una función. ¿Para qué está ocurriendo esto? ¿Qué lo dispara? ¿Qué consecuencias tiene? Son algunas de las preguntas que guían nuestra forma de trabajar.

Utilizamos lo que en psicología se llama análisis funcional, una forma de entender tus dificultades desde la conducta y su contexto. Nos ayuda a ver qué función cumple lo que haces (o dejas de hacer), qué lo refuerza, qué lo evita y cómo puede cambiar.

No trabajamos con recetas universales, sino desde una mirada individual, que se ajusta a tu historia y a lo que necesitas ahora.

Pedir ayuda no siempre es fácil, pero puede ser el primer paso para estar mejor.

¿Cómo será tu proceso terapéutico?

Paso 1. Primera toma de contacto

Es el momento de que nos cuentes qué te preocupa, qué te ha traído hasta aquí y qué te gustaría cambiar. También es un espacio para resolver dudas y decidir juntas si seguimos adelante con el proceso.

Paso 2. Evaluación

Antes de intervenir, necesitamos comprender a fondo qué está ocurriendo y qué hace que el malestar se mantenga. No se trata solo de saber qué te ocurre, sino de entender cuándo aparece, qué lo activa y qué función cumple en tu vida.

Esta fase no es un trámite. Es un paso clave. Cuanto más comprendamos lo que te sucede, más sentido tendrá la intervención y más útil será para ti.

Para eso utilizamos el análisis funcional, una forma de mirar con detalle tu experiencia: lo que haces, lo que evitas, lo que sientes y el contexto en el que todo ocurre. Evaluar no es etiquetar, sino comprender lo que haces, sientes y vives, para poder ayudarte desde tu historia y tu momento

Paso 2. Evaluación

Antes de intervenir, necesitamos comprender a fondo qué está ocurriendo y qué hace que el malestar se mantenga. No se trata solo de saber qué te ocurre, sino de entender cuándo aparece, qué lo activa y qué función cumple en tu vida.

Esta fase no es un trámite. Es un paso clave. Cuanto más comprendamos lo que te sucede, más sentido tendrá la intervención y más útil será para ti.

Para eso utilizamos el análisis funcional, una forma de mirar con detalle tu experiencia: lo que haces, lo que evitas, lo que sientes y el contexto en el que todo ocurre. Evaluar no es etiquetar, sino comprender lo que haces, sientes y vives, para poder ayudarte desde tu historia y tu momento

Paso 3. Devolución del Análisis funcional

En este paso compartimos contigo el análisis funcional realizado para que puedas entender qué conductas están manteniendo el problema y cómo se relacionan con tu forma de actuar en el día a día.

El objetivo es ayudarte a comprender tu comportamiento y tomar decisiones más claras sobre qué cambiar.

Paso 4: Establecer objetivos

En esta fase planificaremos los objetivos de la terapia. No siempre se trata de grandes cambios. A veces es dejar de hacer algo que te aleja de lo que valoras; otras, incorporar pequeñas acciones que te acerquen al tipo de vida que quieres tener.

Buscamos que sean realistas, alcanzables y con sentido para ti. No objetivos impuestos ni genéricos, sino ajustados a tu momento, tu contexto y lo que de verdad necesitas.

Paso 4: Establecer objetivos

En esta fase acordarás con tu terapeuta los objetivos de la terapia. No siempre se trata de grandes cambios. A veces es dejar de hacer algo que te aleja de lo que valoras; otras, incorporar pequeñas acciones que te acerquen al tipo de vida que quieres tener.

Buscamos que sean realistas, alcanzables y con sentido para ti. No objetivos impuestos ni genéricos, sino ajustados a tu momento, tu contexto y lo que de verdad necesitas.

Paso 5: Intervención

Con los objetivos claros, empezamos a trabajar en nuevas formas de actuar.

Aquí intervenimos sobre lo que está manteniendo el problema, utilizando herramientas adaptadas a tu caso y buscando transformaciones que puedas sostener en tu vida diaria

No buscamos resultados inmediatos, sino cambios sostenibles.

Paso 6: Consolidación

Cuando los cambios empiezan a sostenerse en tu día a día, trabajamos para afianzarlos y mantenerlos estables.

Espaciamos las sesiones de forma progresiva, mientras aplicas lo trabajado con mayor autonomía y seguridad.

En esta fase, reforzamos lo que funciona y resolvemos dificultades puntuales, para que sigas avanzando con confianza.

Paso 6: Consolidación

Cuando los cambios empiezan a sostenerse en tu día a día, trabajamos para afianzarlos y mantenerlos estables.

Espaciamos las sesiones de forma progresiva, mientras aplicas lo trabajado con mayor autonomía y seguridad.

En esta fase, reforzamos lo que funciona y resolvemos dificultades puntuales, para que sigas avanzando con confianza.

Paso 7: Seguimiento

Una vez afianzados los cambios, pasamos a una fase de seguimiento para comprobar que se mantienen en el tiempo y adaptarnos a posibles situaciones nuevas.

Las sesiones son más distanciadas, pero el acompañamiento continúa para resolver dudas puntuales y ayudarte a seguir avanzando con seguridad.

Este espacio te prepara, poco a poco, para el cierre definitivo.

Paso 8: Alta terapéutica

Cuando veamos que los objetivos se han alcanzado, damos paso al cierre del proceso.

El alta terapéutica no es un punto final abrupto, sino un cierre compartido y preparado. Es un momento para reconocer lo trabajado, repasar los recursos adquiridos y validar el camino recorrido. Y aunque la terapia termine, lo aprendido sigue contigo. 

Siempre podrás volver si lo necesitas más adelante.

Paso 8: Alta terapéutica

Cuando veamos que los objetivos se han alcanzado, damos paso al cierre del proceso.

El alta terapéutica no es un punto final abrupto, sino un cierre compartido y preparado. Es un momento para reconocer lo trabajado, repasar los recursos adquiridos y validar el camino recorrido. Y aunque la terapia termine, lo aprendido sigue contigo. 

Siempre podrás volver si lo necesitas más adelante.

¿Qué esperar de la primera sesión?

La primera sesión es un primer paso para empezar a conocernos. No necesitas tenerlo todo claro ni saber explicarlo perfecto: te ayudaremos a ir poniéndole palabras.

Tu terapeuta te explicará cómo será el proceso y te acompañará a contar qué te preocupa, qué te gustaría cambiar y cómo te estás sintiendo. Iremos recogiendo información poco a poco, con calma y sin juicios.

Es normal sentir algo de nervios al principio. Lo importante es que empieces a sentirte en un espacio seguro, donde poder hablar con libertad y a tu ritmo.

¿Qué esperar de la terapia?

La terapia es un proceso que lleva tiempo, dedicación y compromiso. Aquí no hay soluciones mágicas ni caminos inmediatos. Tampoco es un lugar donde alguien más resuelva tu vida: no hay atajos ni fórmulas rápidas.

Tu papel es activo: no se trata solo de venir y hablar, sino de poner en práctica cambios, observarte, reflexionar, realizar tareas entre sesiones y tomar decisiones que te acerquen a la vida que quieres.

Poco a poco, te irás enfrentando a lo que te bloquea o te genera malestar, desde lo que puedes y estás dispuesta/o a abordar. No siempre será fácil: a veces implicará soltar lo que ya no funciona o atreverte con formas nuevas de hacer. Pero en todo momento, estaremos ahí para acompañarte.

Y aunque a veces parezca que no avanzas, o incluso sientas que estás yendo hacia atrás, eso también forma parte del proceso. La terapia no es lineal, y lo importante no es avanzar sin tropiezos, sino sostenerte y seguir caminando, incluso cuando cueste.

No hay recetas cerradas ni pasos iguales para todas las personas. La terapia se construye contigo, a tu ritmo, respetando tus propios tiempos y límites. Te acompañamos con respeto, claridad y cuidado, sin forzar nada que no estés preparada/o para afrontar.

No hace falta tenerlo todo claro para empezar. Solo estar dispuesta/o a mirar con honestidad lo que ocurre y comprometerte con el cambio, paso a paso.

¿Cuánto dura el proceso terapéutico?

La duración de una terapia no es igual para todas las personas. Depende de varios factores, como tu contexto, tus objetivos y cómo evolucione el proceso.

No hay un número cerrado de sesiones, porque cada persona necesita su propio tiempo. Sin emargo, no buscamos que dependas de la terapia, sino ayudarte a sentirte mejor y avanzar con mayor autonomía. Por eso trabajamos con objetivos claros, definidos a partir del análisis funcional de la conducta, para que el proceso sea lo más útil y breve posible: sin prisas, pero sin alargarlo más de lo necesario.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.